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Cuando nos ponemos en manos de Dios, Él hace que todo se multiplique, que todo adquiera un sentido más pleno, más santo, más feliz e inexplicable.
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Es muy emocionante ver al Papa. Siempre lo es, pues para un cristiano, él significa mucho. Es la piedra que hace que la Iglesia se apoye siempre en Cristo, con la acción de su Espíritu por voluntad del Padre.
Es difícil explicar qué se siente cuando uno ve al Santo Padre, sea el que sea en cada momento de la historia, pues todos han sido llamados por Dios a servirle en su Iglesia. Un anciano de 84 años, con una expresión germánica tan limitada por los años y la timidez, tan sencillo…, pero es él, es Pedro, que como en el Evangelio del pasado domingo XXI del T. Ordinario, vuelve a repetir como lo ha hecho en Madrid: “Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16), la verdad que nos hace libres y felices, la que da sentido a toda la existencia.
Puedo decir que estos días en Madrid, en los que he pedido a Dios por tantas cosas, y especialmente por mi pueblo y Parroquia de San Isidro, han sido para mí un precioso encuentro con el Señor, una experiencia verdadera de lo que es y debe ser la Iglesia.
Invito a todos a ver los videos de estos días pasados, y a leer y releer los mensajes de Benedicto XVI, pues es la voz del Espíritu la que por medio del Papa nos invita a ser hoy cristianos, “respondiendo con amor a quien por amor ha dado su vida por nosotros”.
Rezad siempre por el Papa, por su salud, su alegría, su celo por las almas, porque siempre se sienta confortado por el Espíritu Santo para poder llevar a buen puerto la barca de nuestra Iglesia.
Que el Señor os bendiga a todos, en esta última etapa del verano, preparando ya el nuevo curso.
Un abrazo y mi oración.